Tazi, publica en España


LITERATURA HISPANO-MAGREBÍ

ÚLTIMO AVISO
de Aziz Tazi
Colección Ancha del Camen
Excmo. Ayuntamiento de Málaga, 2007

José Sarria


Las distancias geográficas o los accidentes naturales suelen ser franqueables por el hombre. La osadía del explorador y el talento de las invenciones han servido para descubrir nuevas rutas, para acortar espacios, para -en definitiva- hacer cotidiano lo inexpugnable. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el alma o la razón, donde las distancias posicionales, las fronteras culturales, políticas o religiosas, pueden levantar muros -a través de los siglos- consolidados sobre la ignorancia acerca del “otro” que supone un abismo más difícil de salvar que el meramente físico o tangible.

Es éste el caso de la brecha histórica que ha supuesto el distanciamiento entre Oriente y Occidente, entre la cristiandad y el mundo musulmán. Hay que señalar que en el caso español, nuestra más reciente historia nos ha llevado por el derrotero de un pensamiento imperante decaído y postrado, caracterizado por la búsqueda de la ortodoxia nacional y religiosa, la autarquía cultural y autosuficiente, que significaba rechazo de lo exterior, de lo extraño, con un repliegue hacia los valores nacionales o nacionalistas que devenía en un “miedo obsesivo a la contaminación del vecino” (en palabras de Juan Goytisolo). Por ello no es de extrañar el gran desconocimiento que poseemos de los acontecimientos que están ocurriendo (en materia de literatura) detrás de esa Calle del Agua que es el Estrecho y que separa a vecinos de uno y otro lado.

En el Magreb, desde hace varias décadas, un destacado grupo de hispanistas (primero) y creadores literarios (después), han comenzado a desarrollar una importante obra literaria, vertida directamente en castellano (sin traducción de por medio), y que en estos momentos acumula casi un centenar de textos editados. Su amor por nuestra cultura y lengua les ha hecho convertirse en un grupo de héroes que, desde el casi abandono de las instituciones españolas, han mantenido con firmeza su convicción y su decidida vocación por desarrollar una nueva literatura que conjuga la tradición magrebí vehiculada en la lengua de Cervantes. Nombres como los de Mohamed Chakor, Moufid Atimou, Mohamed Bouissef Rekab, Abderrahman El Fathi, Mohamed Sibari, Mezouar El Idrissi, Mohamed Lahchiri, Mohamed Doggi, Mohamed Akalay, Said Jedidi, Mo Toufali o Ahmed Mgara, entre otros muchos autores, con una sólida obra desarrollada en español, mantienen una limitada presencia peninsular en suplementos literarios u otros espacios dedicados a la crítica poética, narrativa o literaria en general. Frente a este posicionamiento inmovilista estamos convencidos de que, sin duda, el mutuo conocimiento será la base para el futuro acercamiento.

Es el caso de Aziz Tazi (Fez, 1963), Doctor en Filosofía y Letras (Filología Hispánica) por la Universidad de Valladolid y Traductor Superior por la Universidad Complutense de Madrid, Profesor titular de Lengua y Literatura españolas de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas Dhar El Mahraz de la Universidad Sidi Mohamed Ben Abdellah de Fez, quien acaba de publicar su poemario Último aviso (Colección Ancha del Carmen, Málaga, 2007).

El texto, dividido en dos partes Destino incierto y Trayecto desviado, ha sido escrito con la tonalidad de un discurso connotativo que invita una y otra vez a la reflexión en una reformulación metafórica de la realidad. En el poemario de Tazi, el lector descubrirá una de las características más destacadas del autor magrebí: INTIMISMO. Pero no es este un intimismo primario o neorromántico que se ha postrado en los brazos del tópico simplista. Por el contrario, su poética transita, de forma reflexiva, por un claro proceso de interiorización emocional indagando, a través de los símbolos, en las circunstancias y acontecimientos vitales. El flujo de la memoria se transmuta en toda una mitología del viaje (muy bien estructurado en la prmera parte del poemario), a través de los elementos del transitar por estaciones, en trenes, en paisajes, que convierten al libro en un camino de ida y vuelta, en la que el idealismo metafísico articula el proceso de la exploración, de la búsqueda vital.

Con verso blanco, y métricamente libre, portador de cierta raigambre machadiana y juanramoniana, por lo que se refiere a su expresión doliente y nostálgica, el poeta fesí es capaz de crear imágenes cautivadoras, símbolos rotundos, bajo la emoción evocadora del pasado y los recuerdos.

Por otro lado precisión y claridad se dan la mano en nuestro poeta. Haciendo alarde de un tono asequible, incluso casi coloquial, es capaz de establecer un discurso poético de gran calado y profundidad, sobre el basamento de una poesía confesional, dotada de un cercano realismo. Sin embargo su verso conforma toda una singular cosmogonía, pues no se detiene en los objetos, experiencias o recuerdos de su vida, como meros elementos descriptivos, sino que los erige en discurso connotativo que invita, una y otra vez, a la reflexión en una reformulación metafórica de la realidad. Trasciende, con ello, el poeta las propias experiencias, que pudieran ser las de cualquier ser humano, las utiliza y las reelabora desde el crisol de la palabra para hacer con ellas testimonio trasmutado en categoría de símbolo mediante una poesía singularmente precisa. Decía Rainer María Rilke, en Los apuntes de Malte Laurids Brigge, que es preciso vivir toda una vida para poder escribir diez líneas que serían buenas. Y sin embargo, a pesar de su juventud, encontramos en el poemario de Tazi uno de esos versos rotundos, definitivos, que por sí mismos justifican todo un libro: “El ferrocarril siempre impone respeto”. Este verso conforma toda una metáfora elevada a trascendencia lírica.

Acercarse a la poesía de Aziz Tazi, al encanto de sus versos, a la cuidada expresión verbal de sus imágenes o a su doliente lirismo, supone un ejercicio que compensará al lector con una gratificante carga de emotividad y una singular sensualidad. Leer versos como: “¿Por qué a los niños les gusta el Tren?” o “Aunque sin querer, a veces el Tren mata” o leer poemas como Ilusión, Retorno o Largo recorrido, nos confirman que estamos ante un poeta lleno de futuras y significadas posibilidades. Según Pound el poeta no puede escribir algo que no sea capaz de decir en una conversación. Este es el caso de Tazi, en quien precisión y claridad se dan la mano; una poesía confesional, dotada de un realismo autobiográfico en muchos casos (como el poema Luz Mary, con el que se abre la segunda parte del poemario), donde el centro del mensaje lo componen aspectos y elementos de la más cruda cotidianidad que son convertidos en un singular discurso simbólico. De la mano del también poeta y gran crítico granadino Antonio Enrique concluimos que “el poeta es quien, más que mira, ve y, más que ver, elabora lo que mira”. Así ocurre con Tazi quien no se detiene en los objetos, experiencias o recuerdos de su vida, como meros elementos descriptivos, sino que eleva al tren, sus viajes, al recuerdo del camino o a los asientos de madera color verde (de la primera parte) o a Lisboa, en metáfora redivida; trasciende el poeta las propias experiencias, que pudieran ser las de cualquier ser humano, las utiliza y las reelabora desde el crisol de la palabra para hacer con ellas testimonio elevado a categoría de símbolo mediante una poesía singularmente precisa.

Decía Oscar Wilde que: "El hombre no ve las cosas hasta que ve su belleza ... La realidad no debe ser más que un telón de fondo". En esta recopilación Aziz Tazi ha eludido ser un mero notario de lo cotidiano, un simple registrador de lo inmediato, logrando afortunadamente, trascender de la realidad, siendo capaz de descubrir la belleza, para comenzar a hablarnos de ella. Con esta entrega de Último aviso Tazi se nos descubre lleno de posibilidades, como una de las voces líricas de mayor proyección y futuro dentro del actual panorama de las letras magrebíes de expresión en castellano.

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