SEQUEMOS LAS ESPALDAS.
Al alma de cuantos perdieron la vida intentando cruzar de
una orilla hacia la de enfrente durante trece siglos. Al alma fresca de los
«espaldas mojadas » del Estrecho.
Soltad al mar las amarras
y dejad en las olas sus negruras.
Decídles a quienes me esperan
que no han de esperar,
que en la mar las olas mandan
en quién desea regresar.
A lomo de nubes el sol se aleja,
mi « PATERA» ataúdes ensancha.
denle a mi novia esta alianza
y el juramento que le di al esposarla,
que, tantas olas y tanto rugir en la mar,
no me gustan nada.
Dejad que los remos abran caminos
sobre la espumosa ira del Estrecho,
que nos alejen de las
rocas y arenas
de Africa y de los acechos.
Decidle a mi madre, si no vuelvo,
que bendiga, de mi ataúd, cada
clavo.
Y, si llego, la enviaré a la Meca
para que rece por mi destino.
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