El Hispanismo marroquí.


                                         El momento del hispanismo marroquí,
Visión particular, generalizada.

  Parte primera.

MIS AÑOS ESCRIBIENDO EN ESPAÑOL.
                                                                                                        Por: Ahmed Mgara

No poseo la mala costumbre de hablar de mis proezas o logros en las alforjas de mis recuerdos, y, menos aún, en público o delante de eminencias.
Pero cuarenta años escribiendo en español, entre los cuarenta y siete que llevo escribiendo, son más de media vida y delatan  una trayectoria dedicada, casi de lleno, a eso de publicar lo más selecto de lo que escribo para que lo disfruten y lean los demás.
Desde 1968 no he dejado de publicar. Más de 6000 artículos y más de 1000 fotografías aparecieron en más de 70 publicaciones de 10 países me pesan en el alma hasta el punto de desmoralizarme antes de enviar una nueva colaboración a una publicación.
Más difícil se me hace esta monografía si se tiene en cuenta que soy, casi siempre, auto-crítico en lo que escribo aunque con las mejores intenciones de elevar y empujar hacia arriba a todos los hispanistas que escriben e intentan dar algo bueno y fructífero de sus musas. No me resulta fácil hablar de mi trayectoria como hispanista. Aún así, me permitiré ser un poco crítico con mi producción y ofrecer un enjuiciamiento realista y objetivo en relación con la literatura marroquí expresada en español o literatura española escrita por marroquíes, según se prefiere llamarla por parte de unos y de otros.
Comencé a escribir en Málaga en la primavera de 1974 por sugerencias de un sacerdote jesuita que iba a crear una revista que se iba a ocupar de la problemática del emigrante, tan acuciante en aquella época aunque en menor grado que en la actualidad. En los prolegómenos de la aparición de aquel primer número- aparecido en la primavera de 1975 y que también sería el último- nos llamó la atención, mientras nos reuníamos en un café en la calle Santa María, muy cerca del Palacio Episcopal, la presencia de gente pendiente de nosotros, vegilándonos, en definitiva.
Y apareció aquel número 1. El sacerdote acabó detenido y encarcelado mientras que yo fui despojado de mi documentación y algunas propiedades tras el registro de mi domicilio. Acudí a la Dirección de Policía acompañado por otro sacerdote tras la intercesión del mismo Arzobispo de Málaga con el Gobernador Civil para que no fueran tan drásticos conmigo. Sólo permanecí unas horas en comisaría y acabé absuelto tras haber escuchado “de todo” lo que no gusta oír.
Sólo después de muerto el Caudillo volví a publicar en España con mi nombre y sin emplear seudónimos.
En mi primer libro se recogen textos de aquella época tan entrañable para mí. Etapa que me trae muy buenos recuerdos de mi paso por Málaga.
Del 74 hasta 1980 publiqué y escribí una serie de ensayos y poemas propios de la edad. El carácter afectivo era patente aunque de todo hubo en la viña del Señor.
Al volver a Marruecos supe que Mohamed Larbi Messari y Rodolfo Gil Grimau. Que en Paz descansen los dos, encabezaban un proyecto que parecía imposible. Crear un periódico semanal íntegramente en español. Ante la imposibilidad de lograrlo optaron por la creación de un suplemento semanal del periódico de Rabat, L´Opinion que se llamaría “Opinión Semanal”, de cuya aparición y organización se encargaría nuestro amigo Saíd Jedidi en su época inicial.
Se me propuso colaborar y el teclado de mi máquina de escribir se vería amortizado de tanto darle con mis dedos. Mis entregas semanales dejaron de ser meramente literarias y pasé a ejercer un poco la información y un poco de análisis en las páginas de Opinión Semanal tanto de la vida social de la ciudad como de la vida cultural.

Allí estuve, en Opinión Semanal, hasta 1991 cuando se me puso por condición el afiliarme al Partido Político que editaba ese suplemento y traducir los textos del árabe al español según sus antojos. Otro requisito era dejar de publicar en el diario casablanques “La Mañana” en el que empecé a colaborar desde los primeros números tras un encuentro con mi amiga Khadija Warid en Tetuán y en el que me propuso colaborar con aportaciones literarias.
Afiliarme a un partido político para que se me publique me resultó ser una necedad de quienes tuvieron esa ocurrencia tan vil. Un artículo de despedida de los asiduos lectores puso fin a una dilatada presencia en ese suplemento.
En La Mañana he sido asiduo colaborador aunque hubo algunas intermitencias en las que tenía que abdicar y refrescar, un poco, mi pluma. “Desde el Feddán” fue una columna que dejó en la prensa marroquí expresada en español un buen referente.
Creé varios suplementos en español para varios periódicos e incluso llegué a crear mi propio periódico, el “Eco de Tetuán” y del que sólo aparecieron 11 números.
Lo más significativo de mi obra como hispanista podría ser resumido en los dieciocho libros que edité y que me suponen un motivo de orgullo muy significativo.
“Tetuán embrujo andalusí” se editó en 1997 por “El Eco de Tetuán” y resume cantos en prosa a la vida y a sus componentes. Un derroche de amor que fue prologado por Mohamed Larbi Messari. Este libro constituye una selección de lo escrito y publicado en diferentes periódicos entre 1974 y 1996, o sea, dos etapas cruciales en mi vida. La de España y la de Marruecos.
Se imprimió en Tetuán, y resultó ser, en lo que a impresión me refiero, un auténtico desastre. Sueño con volverlo a editar en “segundas nupcias” corregido y dignificado.
Se agotó a los tres meses gracias a la presentación que le hizo el Instituto Cervantes de Tetuán, dirigido entonces por Francisco Corral, en el Instituto del Pilar. Recuerdo que el profesor Mohamed Amine Akrami se había ofrecido amistosamente para amenizar el acto con su Orquesta de Música Andalusí.
El segundo libro vio la luz en 2002. Se trataba de “Desde Tetuán, con amor”, editado por El Puente y prologado por el poeta hispanista Moufid Atimou.
Un libro que circuló con tanta rapidez que fue todo un éxito inesperado por mí.
El tercer libro fue más sorprendente aún “El cine español y Marruecos entre 1903 y 2003” editado por Tamuda-Tetuán. Un trabajo de documentación que me costó 22 años de trabajo y que tendría una exitosa acogida. A los pocos meses, ya estaba agotado prácticamente aún sin haberlo puesto a la venta en la ciudad de Tetuán.

Tiene la peculiaridad de aunar en una cronología películas y documentales olvidados por las filmotecas nacionales tanto de España como de Marruecos.
El cuarto de mis libros es “Divagaciones”, editado por la AEMLE “Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española en febrero del 2005. Tuvo una acogida similar a la de los anteriores libros.
 “El Mogreb Atlético de Tetuán, el mito”, y recoge una trayectoria del Club desde su fundación en 1926 hasta la aparición del libro; fue editado por la Asociación de Prensa Mediterránea, 2006.
“Tetuaníes en Madrid”, recupera la relación de Tetuán y su gente con el club merengue, fue editado por la Peña REMATE, 2008.
“Presencias”, editado por la Asociación Ingenieros para el Medio Ambiente y el Desarrollo, 2008. Recoge algunas ponencias pronunciadas en el homenaje que me brindó la Dirección Regional de Cultura y que fue presentado por la soprano Samira Kadiri.
 “Calle del agua” Sial Ediciones, junto con José Sarria, Abdellatif Limami, Manuel Gahete y Aziz   Tazi, 2008.
 “Resonancias”, editado por la Fundación Dos Orillas- Algeciras, 2009.
 “La mujer en la poesía hispano marroquí”, Antología,  Fundación Dos Orillas- Algeciras, 2009.  Se editó con motivo del Ier Encuentro Hispano Marroquí de Poesía y en el que se homenageó a Jacinto López Gorgé.
 “Marruecos en español”, A.D.AC., Tetuán- 2011. Se editó con motivo del II Encuentro Hispano Marroquí de Poesía y en el que se homenageó a Enrique Morente.
 “Embajadores de excepción”, Peña REMATE, Tetuán, 2012.
 “Recordando a Trina…”, Estrechando, Tetuán, 2013. Libro editado con motivo del III Encuentro Hispano Marroquí de Poesía y en el que se homenageó a Trina Mercader.
 “Zéjeles de las dos orillas”, junto con Patricio González (España) y María do Sameiro (Portugal), Estrechando, Tetuán 2013.
 “El deporte y el Protectorado”, Estrechando, Tetuán, 2013.
 “Sibari y nosotros”, con Patricio González y José María Cardoso. Estrechando, Tetuán- Algeciras 2014.
“Estrechando para la paz”, editado por Estrechando, Tetuán, 2014. Se publicó con motivo del IV Encuentro Hispano Marroquí de Poesía y en el que se homenageó a Carlos Cano.
“Réquiem en Tetuán”, editado por Estrechando, Tetuán 2014. Recoge una antología de mis cuarenta años publicando en español.
E "Hispanismo" publicado con motivo del V Encuentro Hispano Marroquí de Poesía, celebrado en noviembre 2015 en Tetuán.

Dos de estos libros marcan una novedad en la bibliografía marroquí por llevar algunos espacios publicitarios que abarataron el coste de impresión. Hay que mencionar que nunca gocé de ayudas o subvenciones exceptuando colaboraciones de amigos para publicar algunos de mis libros y que, pese a figurar en cada libro el nombre de un editor, esto fue para alentar a las publicaciones “El Eco de Tetuán”, “El Puente” y “Tamuda-Tetuán”, Peña Remate, Estrechando, así como la AEMLE, a la cual acababa de incorporarme como miembro…
Algunos de mis trabajos forman parte de más de cuarenta antologías en ocho países, si bien, ésta modalidad llamada “antología” ha perdido muchos enteros por el amiguismo y compadreo que tan descaradamente funcionan en muchas de ellas, aunque, al menos en mi caso, fue por méritos y no por otra cosa,
También he de mencionar que desde 2003 y gracias a mis escritos en español, mi nombre y parte de mi currículo han sido incluidos en la “Enciclopedia del Mundo Árabe” que se edita en inglés en Beirut-Líbano.
Pero, de todo lo anterior surge una interrogante crucial: ¿Cómo se puede catalogar la obra de Mgara, generalmente y dentro del hispanismo marroquí?
Hace unos años, la Unión de Escritores de Marruecos, a la que tengo el honor de no pertenecer, celebraba en Tetuán un coloquio en que participé como invitado junto con el poeta Abderrahman El Fathi y el arabista de la Universidad de Cádiz Juan José Sandoval. Allí se habló y se intentó crear similitudes entre el hispanismo marroquí y el suramericano, lo que discutí y no quise admitir pese a reconocer que la mayoría de los doctorados obtenidos por marroquíes versan sobre temática hispanoamericana y admitir que, sólo una minoría de esos doctorados fue conseguida en España, lo que nos aleja, contextualmente, de España, y nos acerca a la literatura suramericana. Generalmente, claro.
Pero, en mi caso, mi prosa es incisiva, llena de mordientes y de insinuaciones en todo su contenido.
Es una prosa seria y sincera que brota desde lo más interior de mi espíritu sin dejar lugar para los artificios. Puede decirse que resalta por su agresividad y por la osadía en el empleo de algunas palabras que, juntas, resultan ser eclosiones de sensualidades y de arrebatos, a la vez.
No niego ser un artesano de la palabra, como bien me catalogó el difunto Mohamed Larbi Messari, por eso la suelo confeccionar sin tapujos y sin remordimientos.
Escribo lo que siento sin tener reparos... perdiendo el respeto a todo y a todos, si es necesario, menos al idioma y a las palabras éticas.
Me gusta bailotear con las palabras poco usuales y que reflejan con más intensidad las realidades ocultas que no todos pueden ver de la misma manera.
A veces, lo que escribo varía entre lo romántico y lo inusual, llevando cargas emocionales encubiertas de iras y de aromáticas rimas, a la par.
Lo púdico se funde en lo prohibido en muchos de mis escritos, de tal manera que el lector puede dudar de lo que realmente quise decir, con lo que lee, con cierta confusión.
Me surgen y brotan las ideas que, luego, analizo y catalogo como publicables o no, y así voy por la vida los últimos cuarenta años. Escribiendo en un español y con un estilo propio que no se ajusta a ningún molde preestablecido.
Y, en honor a las verdades, conmigo, el ser hispanista no fue tan ingrato como se afirma por muchos. ¿El secreto? Es simple.
Nunca he pedido nada a nadie, y, menos aún, esperar un aguinaldo. Mis libros se leen con ferocidad por mis lectores y tengo en las publicaciones en las que escribo a fieles lectores que me siguen la corriente y le dan forma concreta a mi trayectoria.
Muchas veces me escriben o llaman afectuosamente. Otras veces me paran por la calle y me preguntan si soy yo el que escribe en español... y me felicitan o hacen observaciones agradecibles.
Hay veces en que se me pregunta si tengo relación familiar con el Mgara que escribe cuando escuchan mi nombre, lo que se debe a que casi nunca se publican mis fotos.
Es cierto que he leído a Celaya, Gala, Machado, Becker, Lorca, León Felipe.... y otros que han influido en mí como persona y como escritor, pero no llevo el sello de ninguno de ellos. Digamos que escribo con vuelos propios aún con el riesgo de caer desplomado por los críticos, pero no quiero evitar ser “yo mismo”, ni tener mis particularidades aunque se alejen de lo literariamente ortodoxo.
No me dejo sujetar por normas que otros intentan imponer, tan solo me dejo llevar por mis momentos de inspiración o de iras.
Analizar mi obra no me resultaría nada fácil, si bien, admito haber vertido siempre toda la sensibilidad que en mi alma se haya abarcado. He dado a mis lectores el compendio de mis líneas sin pretender abusar de sus aprecios.
He procurado ir en línea ascendente para no defraudar a quienes leen asíduamente lo que publico. He tenido que convertir mis sentimientos en los de los demás, evitando herir sentimientos y halagar huecas vanidades.

Digamos que adopto “la rebelión de las musas” para soltarles la rienda a mis sensibilidades.
Mgara, dicen las buenas lenguas, no regala nada a nadie en la prensa. Y eso es cierto. Las palabras se conquistan y los adjetivos se obtienen con el grado de sudor expirado.
La prensa es un púlpito en que nadie debe poseer el derecho a mentir o a exagerar. Las columnas de la prensa son estrado de justos en que sólo se debe justificar la verdad y abolir lo inexacto y lo virtual. No debe haber lugar para “pecadores” respecto a la ética periodística.
Nunca dejé que nadie ensuciara mi dignidad con ningún medio o pretexto. Nada puede sustituir el respeto que se pueda tener hacia sí mismo o el de los demás hacia una persona.
Por lo que llegué a publicar, me amenazaron con demandas judiciales varias veces, y todas esas veces, las partes enfrentadas conmigo acabaron retrocediendo en sus acaloradas amenazas. Destapando lo que podía ser nocivo me gané muchos enemigos... y no me arrepiento.
Mis cinturones son siempre de la misma medida. Los tengo bien apretados.
Volviendo a lo de analizar mi humilde obra he de decir que yo no sería capaz de enmarcarla dentro de algún estilo por suponer una variante constante que se amolda a las circunstancias imperantes, aunque, en honor a la verdad, el léxico que constituye mi obra creativa está lleno de nombres de aves, flores, plantas aromáticas... palabras románticas empleadas por alguien que dice siempre que ya no hay lugar para el romanticismo en éste mare-magnum donde imperan los intereses personales o materiales, las injusticias y los desmanes.
En la prensa siempre fui constante y puntual pese a las dificultades que ello entraña siempre. Incluso, dando la información, he procurado siempre salirme de los tipismos y tópicos clásicos de los medios de comunicación.
Me gusta la innovación y me sublevo ante la mediocridad que tanto nos atosiga en la prensa arcaica que nos acostumbran ofrecer.
No voy a negar que siempre se me ha respetado, pero no voy a ocultar que el estilo que utilizo ha provocado, en muchos de mis allegados conocidos, ciertas iras innecesarias, tomando posturas muy divergentes hacia mi persona.
Nunca quise ir en paralelo con las ideas de los demás. Poseo mis propias visiones de los acontecimientos y prefiero construir mis propias nubes de algodón para construir sobre ellas mis castillos de hadas y de sueños vespertinos.
Me gusta soñar hasta tal punto de que, cuando exagero en mis convicciones soñolientas, mis ilusiones e imaginaciones llegan a impresionar y adquirir tonos de realidad. Lo siento así aunque nunca lo pude entender.
Lo que no puedo hacer, catalogando mi producción literaria o periodística, es catalogarme dentro del hispanismo marroquí o compararme con los poquísimos escritores hispanistas marroquíes. Muchas veces pienso que ni siquiera pertenezco al gremio referido.
Pienso, si los demás hispanistas me lo permiten, y si no, lo seguiré pensando igual, la movida hispanista marroquí es nueva y no posee todavía ninguna confirmación.
Muchos se autodenominan como decanos y padres del hispanismo marroquí.
Otros se califican como los mejores representantes del hispanismo marroquí.
No somos, siquiera, cien, los marroquíes que hemos podido publicar, al menos, un libro durante los últimos cincuenta años, de los cuales, más de la mitad, sólo han podido publicar su tesis doctoral y nada más.
¿Vamos a hablar, con éstos datos escalofriantes, de una presencia hispanista marroquí en el contexto general de la literatura nacional? Indudablemente, yo lo haría con cautela y mucha meditación.
Pienso que la literatura marroquí expresada en español necesita mucha mano de obra, muchos escritores nuevos que nos renueven y superen a los que estamos en el ocaso de nuestra producción y ofrecimientos.
  Debemos apoyar a los noveles y crear en ellos ese afán de desafío que debe poseer el hispanista marroquí, ofrecerles el testigo y poder descansar en la paz Divina cuando nos llame a su seno el Omnipotente.

También con el hispanismo, habremos cumplido y, sobre todo, con nuestro espíritu más inquieto.

Comentarios

Jacob ha dicho que…
Una Victoriosa carrera Periodistica, del Sr. Ahmed Moh. MGARA, que demuestra su sensibilidad humana, y profundiza su convincion de Libertad sin amarres politicos, mis FELICITACIONES al Sr. Mgara, del que estoy siempre pendiente de sus Articulos, para enriquecer mis conocimientos .Gracia amigo Mgara,

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